La depresión se define como una enfermedad o trastorno mental que se caracteriza por una profunda tristeza, decaimiento anímico, baja autoestima, pérdida de interés por todo y disminución de las funciones psíquicas.

Esta enfermedad afecta a niños y adultos, genera gran malestar emocional y es una enfermedad muy incapacitante.

Lo que sucede con la depresión infantil es que en ocasiones es un trastorno desconocido y confundido con otros, restándole importancia los adultos al considerar que un niño no tiene motivos para deprimirse.

“ Nadie nota tus lágrimas, nadie nota tu tristeza, nadie nota tu dolor, pero todos notan tus errores…”

Los síntomas que puede presentar un niño que esta sufriendo una depresión son emocionales y motivacionales, provocándole: tristeza, cambios de humor, aislamiento, problemas de sueño, cambios de apetito, irritabilidad, llanto, dolores de tipo psicosomatico, cambios de estado de ánimo, bajo rendimiento académico, problemas de memoria, concentración, atención, baja autoestima, pesadillas, hiperactividad, intentos de huida o suicidio, etc.

Los expertos subrayan que los problemas conductuales ( enfado e irritabilidad ) son los que caracterizan la depresión infantil frente a la adulta ( tristeza, desconsuelo). En ocasiones debido a que sobresalen las alteraciones conductuales que los niños espresan a raíz del malestar emocional hace que se confunda su diagnóstico con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad.

Lo mismo que sucede con la depresión adulta, en la infantil hay circunstancias que también van minando el ánimo de los niños y acaban por ocasionarle un enorme sufrimiento emocional, entre los factores de riesgo se encuentran: fallecimientos de familiares, divorcio de padres, cambios bruscos, fracaso escolar, falta de habilidades sociales, situaciones de conflictividad familiar al que el menor es expuesto de forma directa o indirecta y que llega un momento en el que al niño agotados todos sus recursos para hacer frente a estos episodios negativos de su vida, decae.

“Recuerda siempre que eres más grandes que tus circunstancias, eres más que cualquier cosa que te pueda ocurrir“.

La diferencia entre tristeza y depresión infantil vendrá marcada por la frecuencia, intensidad, duración, malestar e interferencia de los síntomas anteriores en su día día.

La indefensión aprendida que como su nombre indica es un estado de indefensión que uno va aprendiendo ante sucesivos fracasos: “haga lo que haga no lo voy a conseguir. Lo más importante es la percepción, es decir, percibir que aquello que hacemos tiene consecuencias sobre lo que recibimos posteriormente. Es necesario que los niños tengan sensación de control y que aunque no siempre podemos conseguirlo todo, nuestros esfuerzos si tienen recompensa.

Esta indefensión aprendida es un caldo de cultivo extraordinario para que aparezcan todo tipo de sentimientos negativos en el niño: miedo, inseguridad y tristeza. Si este estado se mantiene el que aparezca una depresión es cuestión de tiempo.

El concepto de depresión enmascarada, consiste en que el niño sufre depresión, pero esta se encuentra enmascarada. La presencia de algunas conductas observables son como por ejemplo la delincuencia, quejas somáticas, agresividad, eneuresis, nos serían la pista para ver debajo que sentimientos y emociones dolorosas tiene el menor.

El que un niño este sufriendo una depresión en su infancia a mayores de impedirle que viva libre de sufrimiento en la edad en que todos deberíamos de ser felices puede también afectarle de manera negativa en su desarrollo.

En el tratamiento de la depresión infantil se realizan diferentes intervenciones: a nivel individual con el niño (manejo emocional y procesamiento de información adecuado, solución de problemas, autoevaluación positiva de sí mismo…), a nivel familiar dando pautas a los padres( como evitar los conflictos, manejo de la ira, solución de conflictos, fomento de la escucha empática, aprender a tomar decisiones, pautas adecuadas de interacción entre los miembros de la familia) y a nivel escolar en colaboración con los profesores. Si sospecha que su hijo pueda estar sufriendo una depresión póngase en contacto con el Especialista.

Psicológicamente se interviene con los factores de riesgo y conductas problemáticas relacionadas con la depresión del menor.

«Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes.» (Khalil Gibran)