PSICOLOGIA DE LA TERCERA EDAD

Psicología de la Tercera Edad

La tercera edad suele describirse como una época de descanso, reflexión y de oportunidades para hacer aquellas cosas que quedaron pendientes mientras uno criaba a los hijos y desarrollaba su carrera.

Lamentablemente, el proceso de envejecimiento no es siempre tan fácil. Acontecimientos de la tercera edad como, por ejemplo, los trastornos médicos crónicos y debilitantes, la pérdida de amigos y seres queridos, y la incapacidad para participar en actividades que antes disfrutaba, pueden resultar una carga muy pesada para el bienestar emocional de una persona que está envejeciendo.

Una persona de edad avanzada también puede sentir una pérdida de control sobre su vida debido a problemas con la vista, pérdida de la audición y otros cambios físicos, así como presiones externas como, por ejemplo, recursos financieros limitados, falta de apoyo familiar. Estos y otros asuntos suelen dejar emociones negativas como la tristeza, la ansiedad, la soledad y la baja autoestima, que a su vez conducen al aislamiento social y la apatía.

La característica más común de la persona mayor es la progresiva confrontación entre experiencia acumulada y deterioro de las capacidades orgánicas.

“Saber envejecer es la mayor de las sabidurías y uno de los más difíciles capítulos del gran arte de vivir”
(Enrique Federico Amiel).

ESTIMULACIÓN COGNITIVA

La etapa de envejecimiento acarrea una serie de cambios (físicos, psicológicos, sociales, de pareja) a los que la persona debe adaptarse, y que puede conllevar problemas psicológicos (depresión, perdida de un ser querido, cambios en el estado de ánimo, perdida de actividades gratificantes, afrontamiento psicológico de la progresiva presencia temática de la muerte…) y/o un deterioro de las capacidades cognitivas (fundamentalmente, memoria y atención), con los que puede necesitar ayuda.

No todos nos adaptamos igual, a veces es necesario el asesoramiento y el tratamiento psicológico para dar apoyo a una entrada al ciclo y la correspondiente adaptación positiva a esta nueva etapa.

El envejecimiento en la tercera edad causa a veces pánico, pero envejecer es un proceso normal de la persona que no debe preocupar. Podemos decir que la barrera entre el envejecimiento normal y la demencia  está en la capacidad para seguir realizando las actividades de la vida diaria. Por ejemplo, no es lo mismo olvidar donde has guardado la ropa que olvidar cómo hay que vestirse.

Cuando hay un deterioro de las capacidades cognitivas, el objetivo fundamental es intentar garantizar calidad de vida:

  • Estimular y mantener las capacidades mentales (orientación temporo-espacial, atención y concentración, percepción, memoria, lenguaje, habilidades aritméticas, razonamiento, organización…)
  • Dar seguridad e incrementar la autonomía del paciente
  • Evitar la desconexión del entorno y fortalecer las relaciones sociales
  • Mejorar la capacidad de vida

«Envejecer es como escalar una gran montaña; mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena».
Ingmar Bergman

DEPRESIÓN

Hay pruebas de que algunos cambios corporales naturales asociados con el envejecimiento pueden aumentar el riesgo de que una persona tenga una depresión

Independientemente de la causa, la depresión puede tener efectos físicos preocupantes en las personas mayores. El índice de mortalidad de los hombres y mujeres de la tercera edad que tienen depresión y sentimientos de soledad es mucho mayor que el de aquellos que están satisfechos con sus vidas.

A mayores los sentimientos de desesperanza y aislamiento, que suelen alentar ideas suicidas, son más frecuentes entre las personas mayores, en especial aquellas con discapacidades , que vivan solas o que están confinadas a hogares de ancianos.

La depresión también puede tener otras formas de efectos muy perjudiciales para la salud de una persona mayor. La depresión puede llevar a hábitos alimenticios que acaben resultando en obesidad, provocando también pérdida considerable del apetito y la reducción de niveles de energía y deteriorando significativamente su salud.

Las personas deprimidas de la tercera edad también experimentan índices más altos de insomnio y pérdida de memoria. También tienen tiempos de reacción más prolongados que lo normal, lo que aumenta los riesgos asociados con cocinar, conducir, automedicarse y otras tareas que requieren una atención completa.

Qué puede hacer …

Si bien envejecer es una parte inevitable de la vida, la depresión no debe formar parte de ella. Los investigadores están de acuerdo en que el reconocimiento, el diagnóstico y el tratamiento tempranos pueden contrarrestar y prevenir las consecuencias emocionales y físicas de la depresión.

Es un error bastante frecuente achacar a la vejez los síntomas de la depresión, es decir, desesperanza, pesimismo, tristeza, apatía, falta de apetito o sueño, no querer estar con personas o familiares, o creer que es normal que los ancianos se depriman. Por el contrario, la mayoría de las personas de edad se sienten satisfechas con sus vidas.

La depresión en los ancianos, si no se diagnostica ni se trata, causa un sufrimiento innecesario para el anciano y para su entorno. Con un tratamiento adecuado, el anciano tendrá una vida más placentera.

Cuando la persona de edad va al médico, puede solo describir síntomas físicos.

Esto pasa por que el anciano puede ser reacio a hablar de su desesperanza y tristeza, de su falta de interés en las actividades normalmente placenteras o de su pena después de la muerte de un ser querido.

Es muy importante contemplar la figura del psicólogo, para que en estos momentos de tristeza y abatimiento, podamos ayudar a la persona mayor a recuperar su bienestar y tranquilidad.

«Jamás un hombre es demasiado viejo para recomenzar su vida y no hemos de buscar que lo que fue le impida ser lo que es o lo que será.»
Miguel de Unamuno

CONSEJOS PARA QUE LOS FAMILIARES CONTRIBUYAN A MEJORAR LA SALUD MENTAL DE LAS PERSONAS MAYORES

– Animarles a seguir un plan diario para que puedan tener una vida activa: ejercicio físico, estimulación de su cerebro, socialización, actividades variadas, buena alimentación etc.

– Legitimar sus sentimientos y emociones e intentar comprender su situación vital y las sensaciones asociadas de soledad e inutilidad. En ocasiones, los hijos no toleran el sufrimiento experimentado en sus padres tendiendo a evitarlo y reprimirlo. Puede ser muy bueno permitir que se puedan desahogar y procurar normalizar estos estados emocionales dándoles una vía de escape sana y adaptativa. Siempre puedes contemplar la posibilidad de dejar que un profesional de la psicología te ayude.

-Fomentar su memoria a corto plazo instándoles a retener mentalmente ciertas cosas y pidiéndoles que cuenten historias y anécdotas de su vida pasada para favorecer el funcionamiento de su memoria a largo plazo. Procuraremos dedicar un tiempo para conversar, es muy importante.

-Procurar no infantilizarles evitando actitudes paternalistas. Esto puede generar culpa, vergüenza, incompetencia, desvalorización…

-Hacer lo posible para que se sientan aceptados, acogidos y queridos ofreciéndoles afecto, cariño y dedicación. En la medida de lo posible, intentar pasar el mayor tiempo con ellos ya que una de las cosas de las que se suelen arrepentir las personas cuando están llegando al final de la vida, es de no haber dedicado más tiempo a sus seres queridos.

-Recurrir a ellos en búsqueda de consejos atendiendo a su sabiduría y experiencia en la vida. Esto ayudará a que se sientan válidos y reconocidos. Seguro que nos pueden ayudar en muchas ocasiones. Escuchémoslos.

-Minimizar y relativizar los posibles olvidos cotidianos propios de la edad (no saber donde han puesto las cosas, no recordar fechas de citas médicas…). No generar más ansiedd ante estos hechos.

-Fomentar su autonomía: permitir que hagan aquellas cosas que pueden hacer por sí mismos. De esta manera, se logra disminuir el sentimiento de dependencia de sus seres queridos y seguirán confiando en sus propias fuerzas..

No olvidarse de cuidar su propia salud mental. Esto es muy importante ya que está demostrado que el cuidador puede desarrollar problemas psicológicos y emocionales, y uno no sólo debe dedicarse a cuidar de los demás. Hay que empezar por uno mismo.

Te aconsejo que consultes en el apartado talleres, las actividades organizadas para personas mayores, son un buen recurso con el que seguir conservando la salud y el bienestar.